domingo, 10 de diciembre de 2006

Antes, ojos

Las voces radiantes arqueaban las cejas. Cuestionaban, interrogaban. Hasta el calor, que no es tan amargo, me llamaba.

Y yo, sentado. Expectante, a la sombra, mientras el rayo de sol me atravesaba en cuarto menguante. “No es tan fácil perjudicar a Deméter y salir ileso”, gritaban mis entrañas, obnubiladas de actualidad asqueante.

Pero hay que vivir hoy, acá. Mirar al suelo, al horizonte. “Sino, ya sabés...”, me había dicho al oído un chico de anteojos, “estatua de sal”. Le había creído; ¿qué otra cosa podía hacer yo, tan joven y puro?

Bueno, tal vez no tan joven y puro... depende del reloj de arena, de su humor maleable.


Escuchando: Bitches Brew (Miles Davis, 1970)

No hay comentarios: